"Un escritor nunca olvida la primera vez
que acepta unas monedas o un elogio a cambio
de una historia. Nunca olvida la primera vez que
siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y
cree que, si consigue que nadie descubra
su falta de talento, el sueño de la literatura
será capaz de poner techo sobre su cabeza,
un plato caliente al final del día y
lo que más anhela: su nombre impreso
en un miserable pedazo de papel
que seguramente vivirá más que él.
Un escritor está condenado a recordar
ese momento,porque para entonces
ya está perdido y su alma tiene precio..."
que acepta unas monedas o un elogio a cambio
de una historia. Nunca olvida la primera vez que
siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y
cree que, si consigue que nadie descubra
su falta de talento, el sueño de la literatura
será capaz de poner techo sobre su cabeza,
un plato caliente al final del día y
lo que más anhela: su nombre impreso
en un miserable pedazo de papel
que seguramente vivirá más que él.
Un escritor está condenado a recordar
ese momento,porque para entonces
ya está perdido y su alma tiene precio..."
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