Los muertos están cada día más indóciles.
Poemas/Textos/Entrevistas/ Una mirada que vaga por el mundo bajo la máxima de Lou Andreas Salomé: "Deja que todo te suceda, la belleza y el espanto."
jueves, 31 de mayo de 2007
ROQUE DALTON REVISITADO / POEMA
Los muertos están cada día más indóciles.
POEMAS DE HARRY ALMELA
Pertenencia
Hojeo un atlas
para descubrirla forma de Birmania.
Más tarde
salen a mi encuentro
esas líneas que tanto
nos inquietan: la palabra
no es el sitio del resplandor
En la montaña frente a mi pueblo
a esta hora
la noche también existe
y un pájaro celaje la contempla.
El sueño me seduce
mirándote en las fotografías.
Acaricio formas de la ausencia,
esa otra manera tuya de poseerme.
***
Esa ventana en el cielo
para irnos a otra parte
se llama luna.
La noche nos hunde.
En el sueño somos
la mitad que nos falta.
Y la muerte
pasa a veces
tan cerca
y uno no sabe.
En Poemas
Maracay, Secretaría de Cultura del estado Aragua, 1983. Venezuela
La liebre libre
EL GABO VUELVE A MACONDO
Se dice que el Nobel era reacio a regresar a Aracataca por una especie de presagio que le hacía temer que no volvería a hacerlo
31/05/2007
Aracataca (Colombia). (EFE).-
miércoles, 30 de mayo de 2007
Tomas Eloy Martínez / Cien Años de Soledad
Cien años de soledad cumple hoy cuatro décadas
El libro y el viaje que hicieron historia
En 1967, García Márquez vino al país por única vez; llegó como un completo desconocido; diez días después, era una celebridad literaria; un testigo privilegiado evoca aquella visita
Agosto de 1967 fue el mes que cambió la vida de Gabriel García Márquez. Había cumplido 40 años el 6 de marzo de ese año, y en septiembre anterior había puesto punto final a Cien años de soledad, su novela de gloria. Todavía no tenía editor. Lo más probable era que terminara cediéndola a Era, el sello mexicano independiente que acababa de publicar El coronel no tiene quien le escriba. En mayo, cuando la revista Mundo Nuevo adelantó en París el fragmento sobre el insomnio en Macondo, una ráfaga de deslumbramiento corrió entre los lectores hispanoamericanos.
UNA MIRADA A MIRCEA ELIADE
Tomado del Diario Catalán LA VANGUARDIA. 30.05.2007.
Por Sergio Vila-Sanjuán.
Mircea Eliade es una de las grandes figuras de la cultura del siglo XX, cuyo centenario se está celebrando este año. Historiador de las religiones, memorialista, novelista, una de sus narraciones acaba de inspirar la última película de Francis Ford Coppola, que la estrenará en otoño bajo el título de "Youth without youth". Recorremos los paisajes del escritor en la capital rumana y analizamos su lado oscuro en la política y la amistad, que ha salido a la luz en los últimos años.
Voy a Bucarest a participar en una mesa redonda sobre Mircea Eliade, cuyo centenario se celebra. Eliade (1907-1986) es una de las personalidades más interesantes de la cultura del siglo XX, y la más universal de la cultura rumana, con perdón de Ionesco, Cioran y Brancusi, todos ellos amigos suyos. Conocido sobre todo como historiador de las religiones, fue también novelista y autor de unas Memorias que se cuentan entre lo mejor del género.
Eliade vivió en Bucarest intermitentemente hasta 1940, año en que dejó el país para no regresar más que en breves visitas, la última en 1942 (moriría en Chicago como respetadísimo catedrático de su universidad).Yo leí por primera vez sus ensayos (El mito del eterno retorno, Lo sagrado y lo profano o Imágenes y símbolos) en los años 70, por indicación de José Enrique Ruiz Domènec, que nos los recomendaba a sus alumnos de medieval para familiarizarnos con los trazos de las sociedades arcaicas. Entre 1965 y 1975 el Eliade historiador gozaba de su primera fase de auge en España, de la mano de editoriales como Guadarrama, Taurus y Alianza. Como narrador ha tenido una acogida mucho más dispersa. Y su segunda fase de esplendor español está muy ligada a la tarea del traductor Joaquín Garrigós, quien desde principios de los 90 ha vertido del rumano sus principales novelas (La noche de San Juan, Maitreyi, Boda en el cielo), la mayoría inéditas aquí. Hasta ese momento su narrativa se había traducido por lo general de versiones francesas, pese a que Eliade escribió toda su obra novelística en su idioma natal, mientras su producción académica y ensayística la hizo, a partir de 1940, sobre todo en inglés y en la lengua de Balzac.
El Bucarest actual es una ciudad en pleno proceso de acelerada transformación postcomunista. Pero una parte de la ciudad que contemplaba Eliade sigue casi intacta. La tarde de mi llegada vamos a ver sus domicilios. Eliade hizo un mito de la casa de la calle Melodiei donde se instaló con sus padres y hermanos en otoño de 1914 y vivió su adolescencia y primera juventud. Allí disfrutó de una célebre buhardilla que le permitía consagrarse en soledad a su trabajo literario y es el principal escenario de su autobiográfica La novela de un adolescente miope ("cuando el otoño es húmedo y frío, qué feliz soy en la soledad de mi buhardilla").
Por ella desfiló toda la juventud culta de la Rumanía de su tiempo. Pero esa casa con jardín fue derruida a mediados de los años 30. En su lugar se alzó un bloque de apartamentos de una tristona estética racionalista que, visiblemente deteriorado, subsiste, y donde hay una placa consagrada a su memoria. La antigua calle Melodiei ahora se llama Cristian Radu; desemboca en la plaza Rosetti, "axis mundi" del joven Eliade, que la cruzaba para ir a clase; de allí salían los tranvías de caballos a los que subía en marcha tras perseguirlos corriendo junto con su hermano Nicolás. Hoy es un ruidoso punto de cruce de los omnipresentes trolleys.Personaje dostoyevskianoHijo, como Vargas Llosa, de un militar que le enseñó el sentido de la disciplina, y como Borges de una madre algo amargada y con fe ciega en su talento, el joven Eliade, según se refleja en sus Memorias, es un personaje dostoyevskiano, que se debate entre diferentes mujeres, y también entre la creación literaria, el periodismo y el mundo erudito y académico; un hombre definitivamente entre encrucijadas que tiene la ambición de ser la gran figura de la cultura que llegará a ser.
Atraído desde niño por el folklore rumano, la religiosidad del mundo campesino le lleva a interrogarse sobre su estructura y puntos en común con otras creencias; muy pronto abriga "la esperanza insensata de llegar un día a la fuentes secreta de todas las tradiciones". Ya que se ha dado cuenta de que "ciertos espíritus son capaces de separar los factores de unidad en el seno de la naturaleza o de una cultura, lo que les permite descubrir ciertas estructuras". Y él, claro, forma parte de ellos. Pero Eliade también es viajero, recorre Rumanía, se va, muy joven, a la India, de donde extrae el material de su primer gran éxito como novelista, la también autobiográfica Maitreyi. Y es deportista, sube montañas, navega, está vinculado al mundo físico. Y a las redacciones de la capital, y a la política, participa en la creacion del grupo cultural Criterion. Publica valorados trabajos académicos, un libro sobre el Yoga con repercusión internacional… Y mantiene una relacion compleja con el mefistofélico Nae Ionescu, su maestro, filósofo brillante y atraído por el lado oscuro de la vida política de su época.
Eliade se presenta, en suma, como el modelo de persona completa, una figura goethiana, hombre de pensamiento que es a la vez hombre de acción, seductor y socialmente exitoso, pero que se autorecrimina constantemente sus deslices y errores, en el periodo (1907-1037) que cubre el primer y mejor volumen de sus Memorias: Las promesas del equinoccio. Un gran libro (aunque, como veremos, incompleto), cuya segunda parte, Las cosechas del solsticio, resulta mucho más convencional e insincero.En invierno de 1933, Eliade se veía de nuevo atrapado entre dos amores.
Por un lado el que le ligaba a la voluptuosa y temperamental Sorana, una actriz de teatro con la que mantenía encuentros sexuales de ¡una decena de performances! ("no me parecía extraño entonces", afirma Eliade con sorprendente candor, si es que es sincero). La otra relación la mantenía con Nina Mares, a la que había conocido a través de su amigo el escritor judío Mihail Sebastian. Nina, divorciada y con una hija, espíritu equilibrado y doméstico que le pasaba a maquina sus manuscritos, fue la elegida, y con ella finalmente marchó a vivir a un apartamento en el que hoy es boulevard Dacia, 141. Este edificio sí se conserva, y en la casa hay otra placa evocativa.
La ciudad mágica
Tal vez el paisaje más significativamente eliadeano que conserva Bucarest lo brinda un área triangular que se extiende entre estas dos casas y las avenidas a las que abocan (la plaza Rosetti está cortada por la de Carol I), y que tiene como tercer lado el bulevar N. Balcescu. Por aquí debió de caminar a menudo el escritor para dirigirse al centro de la ciudad. Esta zona es una maravilla, una amplísima área residencial poblada de las construcciones que en Cataluña llamamos torres, en Madrid llaman chalés y en Bucarest conocen como villas. Pequeñas construcciones de una o dos plantas generalmente con jardín, como la desaparecida de la calle Melodiei, levantadas entre fines del siglo pasado y los años 40 por una burguesía que fue próspera, en una variedad de estilos que van del neoclásico doméstico al modernista pasando por el denominado estilo neorumano, que integra formas orientalizantes, bizantinas y venecianas.
Una a una estas villas pueden no llamar excesivamente la atención, pero en su conjunto dan una estampa inolvidable de tiempo antiguo y elegancia tronada. Colectivizadas tras la toma de poder comunista de 1948, buena parte de ellas fueron reasignadas a nuevos propietarios en la década de los 70. Tras la caída del régimen de Ceausescu, se dio opción a los viejos propietarios a reclamarlas. En muchos casos hay un litigio abierto todavía.El visitante pasa, por las calles empedradas, frente a decenas y decenas de estas casas: algunas se han restaurado como sedes de embajadas, de instituciones rumanas o de negocios varios, pero la mayoría se conservan entre la dejadez y el total abandono. Si entrarámos en alguna tal vez respiraríamos, como le ocurre al Petru Anicet de Los jovenes bárbaros al introducirse en la Villa Tycho Brahé, "un olor mohoso a habitación cerrada, olor a aceite rancio".
Con sus fachadas de tonos terrosos y la vegetación creciendo alrededor, estas casas componen un decorado inusitadamente romántico. Cualquiera podría ser la que acogía a las tres jóvenes que jugueteaban con el músico Gavrilescu en El burdel de las gitanas, sin que él entendiera que le estaban empujando hacia otra, y para él inquietante, dimensión temporal. Un escenario que Eliade arropa en su nouvelle con "arboles viejos, nogales… por eso hay tanta sombra y tanto fresco". Y es que efectivamente hay verde por todos lados: en una calle vi como la hiedra de un edificio había invadido los cables electricos y colgaba sobre la calzada, haciendo un puente. La caminata se complica por la profusión de coches subidos a la acera (en Bucarest prácticamente no existen los parkings): abundan los Dacia 1310, versión autóctona del entrañable y olvidado Renault 12.
Mientras en la Barcelona actual han desaparecido los lugares con misterio, porque todo es nuevo o renovado, en Bucarest la magia viene de la acumulación de tiempos diferentes en espacios contiguos. Pero en una ciudad que está experimentado una fuerte especulación, no cabe demasiada duda de que en pocos años muchas de estas villas habrán sido derruídas para construir apartamentos. Y las que no sean derruidas, de no tomarse medidas, caerán por sí solas. Actualmente pasear por esta zona es como entrar en el túnel del tiempo, del que se sale al topar con los edificios de acero y cristal y los anuncios de Real Estate del nuevo Bucarest postcomunista.En esta zona se encuentra el Instituto Cervantes, cuyo director actual, Joaquín Garrigós, es en sí mismo parada recomendable en el itinerario eliadeano por la ciudad. Garrigós (Orihuela, 1942) estudió filología, aunque durante mucho tiempo ha vivido del derecho. En un momento en que la Universidad de Valencia albergaba el proyecto de crear un departamento de lingüística románica, se compró una gramática del rumano, estudió en solitario y empezó a acudir a cursos de verano para extranjeros en el país.
"Transcurría la era Ceausescu, resultaba barato, me lo pasaba bien e hice amistades", comenta, aunque el clima totalitario imperante le llevó a cambiar radicalmente de las simpatías que sentía por el comunismo a una actitud crítica. Mientras proseguía una carrera en la administración se fascinó con la obra de Eliade y con la rica literatura rumana de los años 30, y empezó a proponer traducciones a diversas editoriales españolas, "al principio con muy poco éxito". Pero sus propuestas han ido calando y ha traducido, entre otros, al Cioran que escribía en rumano, a Blecher y al que considera autor de la mejor novela de entreguerras, Camil Petrescu (su versión de El lecho de Procusto está a punto de ser recuperada por editorial Gadir). A principios del 2006 se incorporó como director al Cervantes de Bucarest.Garrigós me lleva a la Strada Mantuleasa, donde estaba la escuela a la que asistía Eliade ("un edificio grande y robusto rodeado de castaños") y que da nombre a otro de sus relatos, traducido en España como El viejo y el funcionario.
En un restaurante de esta calle cenamos con otros participantes de la mesa redonda que se celebrará al día siguiente en el Cervantes: la orientalista mexicana Graciela de la Lama, que le invitó a su país en los años 60 con la esperanza de que incorporara a sus estudios la mitología mexicana, cosa que no hizo. El historiador de las religiones barcelonés Amador Vega, que estudia los escritos de Eliade sobre el arte contemporáneo, y el rumano Sorin Alexandrescu.La versión de Ford CoppolaAlexandrescu es sobrino de Eliade, hijo de su hermana Corina. También es semiólogo y vive a caballo entre Holanda, en una de cuyas universidades enseña, y Bucarest, donde escribe en distintos diarios artículos políticos.
Es autor de un ensayo sobre el Diario portugués de Eliade y también coalbacea de los derechos de su obra junto con el americano David Brendt, director de la Chicago University Press. Alexandrescu mantiene una relación de cariñosa distancia con la obra de su célebre tío. Le cuesta entender, por ejemplo, cómo Eliade y el politólogo alemán Carl Schmidt podían discutir tan tranquilos sobre "el simbolismo acuático" en Berlín mientras la aviación aliada bombardeaba la ciudad, según se recoge en el Diario portugués. Y no comparte, por ejemplo, la imagen "olímpica" que a veces Eliade proyecta. "En realidad su vida fue una sucesión de catástrofes, destrucciones y creaciones.
En su trayectoria hay numerosas rupturas: la India o Portugal fueron países determinantes para él, pero tras su estancia principal no regresó nunca, son como sufrimientos de los que no pudo recuperarse"."Tenemos la tentación de verle como el último gran sabio, la personalidad internacional. Pero en Chicago, cuando yo le visité, casi no tenía libros, me enseñó un armario con las traducciones de sus libros y su Obra Completa encuadernada", añade Alexandrescu.Bucarest es una ciudad construída a grandes impulsos. Durante el reinado de Carol I Hohenzollern, que accedió al trono en 1866 y se mantuvo en él hasta 1914, se inicia la monumentalización del centro de la villa a imagen de la capital francesa, lo que haría que fuera conocida como "la pequeña París".
Un empeño modernizador que continuarían sus sucesores Fernando I y Carol II. En el centro de la ciudad se alzan los palacios y los grandes edificios de carácter neoclásico, como el Ateneo Rumano de 1886-1888, o el Círculo Militar edificado en los años 20, al que posiblemente acudiría el padre de Eliade. La arteria principal es la Avenida de la Victoria, Calea Victorei, que marcaba la vida ciudadana en los años de juventud de Eliade y sigue haciéndolo hoy. En la novela más ambiciosa del escritor, La noche de San Juan, los protagonistas se pasean a menudo por ella, y durante los bombardeos americanos sobre la ciudad en la Segunda Guerra Mundial la ven trágicamente "envuelta en llamas". Las fotos de esta zona realizadas en los años 20 y 30 por Nicolae Ionescu, el Català-Roca rumano, nos muestran una ciudad moderna y dinámica, llena de coches y anuncios, con intensa vida nocturna.Abocando a Calea Victorei se encuentra el Pasaje Macca, un callejón cubierto acristalado de 1891 siguiendo el modelo francés en el que estaban ubicadas algunas redacciones periodísticas del Bucarest del grupo Criterion. En un pasaje similar y próximo vivía Nina Mares antes de emparejarse con Eliade.
Y no muy lejos se puede comer o cenar en el hotel restaurante Capsa, abierto en 1881, donde solía instalarse Paul Morand, quien fue embajador francés en Bucarest entre 1943 y 1944, y que convenientemente restaurado y lustrado conserva un notable esplendor demodé al estilo 1900. Siguiendo hacia abajo por Calea Victorei y tomando un desvío a la derecha se extiende el parque Cismigiu, donde transcurren algunas escenas de Tiempo de un centenario, la historia que ha animado a Francis Ford Coppola a volver al cine nueve años después de dirigir Legitima defensa. Bajo el título de Youth without youth, Tim Roth y Bruno Ganz protagonizan la adaptación de esta narración fantástica en el que un rayo devuelve la juventud y la vitalidad a un anciano sabio. Se estrenará este otoño en el festival de Roma, y aunque ha sido rodada parcialmente en Bucarest, no hay información ni imágenes disponibles.
Ford Coppola ha escrito en un diario de rodaje consultable en la red (www.ywyfilm.com) que lo que le hizo interesarse por esta obra de Eliade es la idea del artista que se distingue de joven y luego nunca vuelve a conseguir el nivel de la obra que le hizo célebre."Felix culpa"Junto al parque Cismigiu empiezan los grandes bloques de apartamentos construídos en época comunista, que viven irremisiblemente su decadencia. Estas construcciones Eliade ya no las vio, porque dejó el país antes de la toma de poder de los prosoviéticos, aunque no dudó de ambientar algunos de sus relatos en la Rumanía del totalitarismo, como ocurre en Dayan, donde la propia Securitate juega un papel relevante.Mircea Eliade pasó, gracias a sus buenos contactos en el Ministerio de Asuntos Exteriores. la Segunda Guerra Mundial como agregado cultural rumano en Londres y Lisboa, ciudad en la que murió su esposa, víctima de un cáncer. Después vivió un tiempo en París, donde le ayudaron amigos influyentes del mundo académico francés como Georges Dumezil, y donde contrajo matrimonio con su segunda mujer, Christinel. En 1956 se instaló en EE.UU.
Al igual que Nabokov, se convertiría en una respetada figura del viejo mundo que daba charme a las aulas de la potente universidad norteamericana de los años 50 y 60. En América realizó la obra que le consagró definitivamente, su monumental Historia de las creencias y de las ideas religiosas, del que realizaría distintas adaptaciones y versiones breves, y donde retomaba y ampliaba sus conceptos más queridos: el tiempo mítico del eterno retorno como contrapuesto al tiempo linear de la historia, a menudo vivida como una pesadilla; la hierofanía, momento en que lo sagrado se revela en el ámbito de lo profano; la prueba del laberinto en el que un hombre debe encontrar su propia identidad y destino; el "centro del mundo"… Conceptos que también aplicaba a la existencia cotidiana, y que ha ilustrado en sus narraciones, sobre todo las fantásticas.
A Eliade le obsesionaba ofrecer una escritura "densa y precisa", y casi siempre la consiguió. En 1980 se publica en Francia el primer volumen de sus Memorias, al que en 1988, ya póstumamente, seguiría el segundo, Las cosechas del solsticio. Sin embargo hoy esas Memorias ya no pueden leerse como yo las leí en 1982, hay que contrastarlas. Ya que en 1991 el escritor rumano residente en EE.UU. Norman Manea publicó un ensayo, Felix culpa, en el que acusaba a Eliade de haber maquillado su pasado y esconder su pertenencia a la Guardia de Hierro, el movimiento fascista rumano que, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, demostraría un feroz antisemitismo.
Aunque en la Rumanía comunista se había atacado a Eliade por este episodio, a finales de los años 60 el régimen de Ceausescu optó por pasar página y puso en marcha diversos intentos para tender puentes al personaje. El texto de Manea, sin embargo, fue el primero de una serie de ataques contra Eliade en el ámbito internacional. Pocos años más tarde, en 1996, apareció póstumamente en Rumanía el Diario 1935-1944 de Mihail Sebastian (1907-1945), el amigo judío que sufrió todas las consecuencias de la práctica antisemita del gobierno rumano mientras Eliade vivía en el extranjero como representante diplomático.
Cuando Eliade viaja en 1942 a Bucarest desde Lisboa para llevar un mensaje del dictador portugués Salazar al general Antonescu, Sebastian espera su visita, pero Eliade no contacta con el amigo que sufre un clima de persecución. Para algunos estudiosos, Eliade fue doblemente traidor con Sebastian; primero le quitó la novia y luego le dejó abandonado a su suerte en sus años difíciles pese a que, por sus buenos contactos, tenía en las manos la posibilidad de ayudarle. Hoy está ampliamente documentado que Eliade se aproximó de forma clara a la Legión rumana a través de su maestro Nae Ionescu, uno de los ideólogos del movimiento, y que en los años 1936-1937 colaboró en la prensa afín.
En su Diario portugués el propio escritor se define a sí mismo como "Legionario". Pero los defensores de Eliade quitan peso a esta adscripción y la colocan en un plano de cierta inocencia política, que requiere sin duda magnanimidad con el personaje, ya que la Guardia de Hierro se caracterizó desde sus inicios por la afición a la violencia y el asesinato político.En esta materia Joaquín Garrigós ocupa una posición de centro por excelencia, ya que es a la vez traductor de Eliade, de Manea y de Sebastian, e introductor en España de los dos últimos. Asegura que "a todos los ataques que se han hecho contra Eliade por antisemitismo les falta documentación, yo no he encontrado ni un solo texto de Eliade que pueda considerarse antisemita".Vamos a ver a Mircea Handoca a su domicilio de la calle Latina. Una oxidada puerta de hierro y un jardín hasta llegar a la entrada.
Se trata de una planta baja de techos altos con molduras y suelo de madera, que ahora comparte con dos hijos pero tiempo atrás se repartía también con otras familias. Este hombre alto de pelo blanco y aspecto noble era profesor de Instituto cuando, mediados los años 60, se enamoró de la obra de Eliade y empezó a salvar cuanto material documental encontró sobre el personaje: es autor de una biografía ilustrada y ha editado varios volúmenes de su correspondencia con figuras como Jung, Scholem, Vintila Horia y la plana mayor de la letras rumanas. También ha rescatado y editado los relatos de juventud, que permanecían olvidados en viejas revistas. Y ha establecido la fecha de nacimiento de Eliade, sobre la que había ciertas dudas, en el día 13 de marzo.Handoca da facilidades a todos los eliadistas que le visitan y atendió regularmente en su día al biógrafo americano de Eliade, Mac Linscott Ricketts, quien mientras documentaba en los años 80 su libro iba a comer cada domingo a su casa, seguido por agentes de la Securitate, que luego interrogaban al investigador rumano sobre sus conversaciones.
Handoca cree que las acusaciones contra Eliade por su pasado legionario han sido manipuladas por un grupo de enemigos del escritor, a quienes Manea accedió a dar voz. ¿El por qué de esta supuesta conspiración? Se encoge de hombros. Su opinión es que Eliade apoyó a la Legión en sus inicios porque presentaba una filosofía cristiana con la que se identificaba y un proyecto político al estilo de lo que representaría luego la dictadura salazarista, que Eliade admiraba. Sin embargo pondría distancia con el movimiento cuando las cosas empezaron a cobrar verdadera virulencia.En una línea parecida, Sorin Alexandrescu opina que en las posiciones políticas del Eliade de los años 30 jugó con mucha fuerza el conservadurismo y un patriotismo rumano impregnado de miedo a Rusia (miedo, como iba a verse, plenamente justificado).
Según Garrigós "Eliade creyó de manera ingenua que la Legión iba a traer el hombre nuevo, su interés no era político, sino místico". ¿Llegó Eliade a afiliarse? Handoca dice que no se ha encontrado ningún documento que lo pruebe y que pondría la mano en el fuego para garantizar que nunca ocurrió. "En realidad, dice Garrigós, lo que Manea reprocha a Eliade es que cuando escribe sus Memorias no se dé un golpe de pecho".Leyes antisemitasHandoca señala que Eliade siempre tuvo amigos judíos (y es un hecho que dedicó abundantes páginas de estudio a esta religión), mientras Garrigós remite a un artículo que el escritor publicó en 1939 deplorando que las leyes antisemitas rumanas hubieran hecho refugiarse en Londres al gran folklorista Samuel Gaster. Otro eliadista, Francis I. Dworschak, ha escrito que el historiador nunca aprobó la violencia política (como la que la Legión practicaba) y en cambio era un firme admirador de Gandhi. Sin embargo, las columnas prolegionarias de Eliade quedan en las hemerotecas, nunca manifestó su arrepentimiento por esta conexión y siempre, hasta en sus últimos escritos, reivindicó la figura de su maestro Nae Ionescu.
Mihail Sebastian vivió un destino desgraciado. Entre otras cosas cometió el error de pedir un prólogo a su ensayo Desde hace dos mil años a Ionescu. Este lo aprovechó para formular un alegato antijudío. Sebastian lo mantuvo, lo que le acarreó las iras de los suyos, que le reprochaban diera voz al enemigo.¿Le quitó Eliade la novia a Mihail Sebastian? Está claro que los tres salían juntos a menudo hasta que la pareja Nina-Mircea voló por su cuenta. Alexandrescu afirma que no hay pruebas de que ella y Sebastian mantuvieran una relación que fuera más alla de la amistad. El 13 de diciembre de 1944 Sebastian hizo en su Diario un dramático balance final de su historia : "Me entero por Marietta Rares de que ha muerto Nina Eliade. Una ola de recuerdos se levanta desde el pasado.
Su cuartito arriba de todo en el Pasaje Imobiliara: la máquina de escribir en la que copió casi al mismo tiempo Maitreyi y Mujeres; las visitas vespertinas a la buhardilla de Mircea en la calle Melodiei; su inesperado amor; la fuga de Mircea a Poiana; la desesperación de Nina que yo, indefenso, intentaba aliviar; el regreso de Mircea; el noviazgo y, dos años después, su boda civil en secreto, en las dependencias municipales de Calea Rahovei (…) Nuestros años de amistad fraternal y después los años de confusión y desintegración hasta la ruptura, la enemistad y el olvido. Todo está muerto, desaparecido, perdido para siempre".
Pero parte del Bucarest que acogió las vivencias de este terceto sigue en pie, y puede pasearse, al menos hasta que la enseñoreen las grúas de las grandes constructoras de la Unión Europea.
miércoles, 23 de mayo de 2007
CESARE PAVESE / VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche,
insomne,sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-.
Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo.
Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos,
descenderemos en el remolino.
viernes, 18 de mayo de 2007
ELISABETH SCHÖN / LA POESÍA HA VOLADO
ELIZABETH SCHÖN
La poeta Elizabeth Schön tiene toda la autoridad para hablar de Caracas, sus autores y sus cambios. También para señalar que la poesía más reciente está llena de desarraigo y soledad, incluso para alojar la tristeza en sus ojos de eterno azul. Sin embargo, sus palabras no dejan de repartir esperanza para el planeta y su mirada sigue celebrando la poesía y la vida.
ERNESTO CAMPO. Diario El Nacional. Caracas.
A Elizabeth Schön le duele la falta de amor por la ciudad. Se resiste a aprobar que El Calvario esté lleno de talleres mecánicos y que la ciudadanía en vez de hablar en tono candoroso profiera insultos. Sin embargo, pronostica para Caracas, que no ha dejado de ser suya por diferente, y para el mundo una mejoría, un progreso que tenga acento social y que llegue al corazón del hombre.
Lo que impide que entre la tristeza a sus ojos azules, sin que se haga inmune a una realidad avasallante, es su capacidad intacta de asombro, esa ingenuidad que definitivamente es un don. Esa cualidad de celebrar aun desde el arraigo a una ciudad que tiene otra faz, otro olor y que se vive con acento distinto a la Caracas de su infancia y juventud. Y sobre todo está la memoria.
Esa que permite a las calles y los momentos seguir en su sitio sin que le haga falta escribir como su esposo Alfredo Cortina un volumen de una ciudad que se nos fue. Todo porque Caracas no se le ha ido ni se le irá.
LA CASA VERDE.
No está de acuerdo con las clasificaciones. Sea un relator de realidades de concreto o de mundos rurales el poeta merece consideración y oportunidades. Entiende que no se puede pedir que otro Whitman o Gerbasi salga como producto de un mundo urbano.
¿Entonces no se puede hablar de buenos y malos poetas?
¿Cómo es la relación de los poetas con la ciudad?
¿Consigue ese amor en las nuevas generaciones de poetas?
Tras la palabra amorosa
Como ama a la ciudad y a su gente, su voz es un llamado al contagio. Por eso señala la inexistencia de un verdadero amor por la ciudad y apunta a los poetas para que contribuyan a atajar este sentimiento. “Una de las funciones del poeta es buscar (entre el verbo rudo de las calles) la palabra amorosa. Aquí lo que se oye son insultos, que no es más que un desahogo de la soledad y la desesperación.”
“La Caracas en la que yo viví, en la que nací, es totalmente distinta a la de hoy. Salgo fuera y no la conozco. No ha sido respetada. Y eso se debe al poco arraigo que tiene el ciudadano. Por ejemplo, yo siempre iba a jugar a El Calvario. Eso se ha debido conservar como una zona de parque ¿Cómo va a estar esa zona llena de talleres de carros? No puedes prescindir de lo que hicieron los libertadores, porque eso fue. Eso me parece descuido, poco amor. Creo que una de las cosas esenciales que se ha perdido es el amor y sino hay amor lo que hay es interés, ausencia de amor por lo nuestro. Lo que es verdaderamente nuestro no nos lo puede quitar nadie. Nadie te puede quitar el nombre de Antonio José de Sucre o de Luisa Cáceres de Arismendi.”
Unas palabras después la mirada se le enciende cuando menciona a Alfredo Cortina, inventor, hombre de radio y compañero de ruta, y le toca referir su relación (la de él) con Caracas. Cuenta que viajaba para extrañar a Caracas y que su única afición en los viajes era montar en trenes y autobuses para conocer las ciudades. “Decía que disfrutaba mucho los viajes porque siempre estaba pensando en Caracas”. De allí deriva que Cortina haya editado aquél libro de añoranzas que es “La Caracas que se nos fue”, por haber sido uno de los primeros en notar el cambio que estaba sufriendo la ciudad.
¿Escribiría un libro similar, definiendo un momento en el que la ciudad que vivió se le escapó de las manos?
En una ciudad como ésta y ante la realidad avasallante ¿qué oportunidad tienen el asombro y la ingenuidad?
¿Se puede escribir desde el desarraigo y sin embargo conservar un tono de celebración?
Entonces, ¿qué lugar ocupa la poesía en la realidad?
Goethe redivivo
Schön estima que la humanidad atraviesa por una crisis de valores y que lo que está viviendo materialmente el hombre son las peripecias del doctor Fausto, ese filósofo racionalista y luego mago, recreado por Johann Wolfgang Goethe, que vendió su alma al diablo a cambio de sabiduría. Pese a ello confía en que llegará el momento en que cierto equilibrio global haga que el progreso sea un bien colectivo.
¿De qué ha servido el progreso?
¿Si existe un colapso de la moral y la ética, queda algún valor universal?
Sin embargo, escribir desde el arraigo de Whitman sería escribir sobre un mundo que ya no está...
Si se está anulando la idea de colectivo, se habla de postmodernidad, presentismo, ¿se puede hablar de que la poesía está perdiendo su camino para ser un idioma universal?-Siempre hay que tener un sentido de lo colectivo, hay que sentirse parte de él, sino se pierde el sentido universal en la poesía. Lo colectivo no se puede borrar. Sin embargo, no puedes prescindir de la figura, la singularidad del artista. El pintor pinta y ese cuadro es de él. Allí está presente un hombre con su nombre.
¿En qué momento lo que el hombre puede hacer con sus manos le pasó por encima a su condición de humano?
EL RINCÓN DE LOS INVENTOS.
La infancia, las letras y el marAlrededor de los ocho años despertó en Elizabeth Schön la pasión por los árboles, por el equilibrismo y por el azul del cielo. “Yo sentía que ese azul era la falda de la virgen”, dice con la timidez propia de un niño que relata una travesura, que está cometiendo alguna infidencia. Luego, su memoria no escatima para acercarse otra vez al mar, y los ojos terminan delatándola y su mirada azul guardando el vaivén de sus tardes en Puerto Cabello.Llegó allá después de que se le murieran su mamá y su abuela. También el encuentro con Alfredo Cortina sucedió en aquel lugar de la costa de Carabobo. Porque “las Gramcko también son de Puerto Cabello”“El mar de El abuelo, la cesta y el mar es el de Playa Verde, lo que se llamaba Mare hasta hace poco y fue una playa salvaje del litoral, sin carretera. Claro que tiene algo de Puerto Cabello pero más de Playa Verde donde Alfredo construyó una casa. Porque Alfredo hacía de todo.” "El mar de El abuelo, la cesta y el mar es el de Playa Verde, lo que se llamaba Mare hasta hace poco y fue una playa salvaje del litoral, sin carretera. Claro que tiene algo de Puerto Cabello pero más de Playa Verde donde Alfredo construyó una casa. Alfredo hacía de todo"
¿Quién es El abuelo? ¿Estaría pecando de superficial si lo tomara como Dios?
Eso demuestra la capacidad de la poesía para llenar un espacio...
Mutar con la palabraHanni Ossott no se equivocaba al señalar la capacidad que tiene la poesía de instaurar realidades. Lo decía en un ensayo, a partir de un recorrido por la obra de Elizabeth Schön. Con esa premisa como marco en la conversación surgió el nombre de uno de sus escritores dilectos, el chileno Vicente Huidobro.
La pista la da una línea del Canto II de Altazor: Y ese beso que hincha la proa de tus labios.
“Ahí está la transformación, convertir el labio en proa. La proa es la que va adelante, la que guía. El labio se transforma en una guía. La poesía hace una realidad. Nunca has visto un labio que se convierta en una proa. Ese es el milagro de la poesía, su propósito. Crear una realidad que no encuentras en la realidad cotidiana. Por más que quieras no la vas a encontrar nunca.”
Entonces uno se siente un poco afortunado porque se ha topado con esa realidad que ha asegurado no conseguiría en ninguna parte. Veo la casa que parece no soltar la bocanada del tiempo, esos colores intensos que si los cuento el lector pensará que los estoy fabulando y ese rincón encantado lleno de inventos de su esposo. Reparo en que si bien no terminó escribiendo como Carroll, con ese espíritu que aun se sorprende y sonroja, Elizabeth Schön vive como Alicia.
lunes, 14 de mayo de 2007
DIAMONDS ARE A GIRL´S BEST FRIEND / Marilyn Monroe Songs
Inmortal en la belleza y en la memoria de una industria de ilusiones...
MARILYN EN ESTADO PURO
Uno de los iconos del siglo XX sigue sorprendiendo 45 años después de muerta. En su último posado muestra una cicatriz que, lejos de romper el mito, humaniza su figura.
Manuel Vicent.
Realmente nunca supo qué le pasaba a su cuerpo, por qué de repente un día se le había llenado de tantas curvas mortales. A los 12 años, cuando era sólo una adolescente de Los Ángeles y aún se llamaba Norma Jean Baker, se sorprendía de que los hombres volvieran bruscamente la cabeza a su paso con el peligro de romperse la nuca.
Secretos del cuerpo roto
Mientras el alma de esta chica luchaba con mucha dificultad por abrirse paso hacia el exterior a través de un cuerpo explosivo, todos los hombres que se acercaban a ella a su vez detenían siempre en la superficie su viaje porque unas formas detonantes les impedía ir más allá. Probablemente al interior de Marilyn sólo llegó Joe Di Maggio, y esa hazaña fue debida a la sensibilidad que este campeón de béisbol escondía bajo la aparente rudeza. Por otra parte, Marilyn no guardaba dentro ningún tesoro especial, sino los traumas de una infancia muy breada, siempre de acá para allá entre padrastros y orfelinatos. Hija de un padre desconocido y de una madre esquizofrénica, que tuvo que ser recluida en un psiquiátrico, Marilyn temía que la locura la visitara también a ella un día en medio de la gloria.
En la última sesión de fotos, que en 1962 Bert Stern realizó de la estrella en una suite del hotel Bel-Air de Los Ángeles, el cuerpo más adorado de Norteamérica fue inmolado ante la cámara del fotógrafo dejando a la intemperie su alma lacerada. Atrás quedó una larga historia en que Marilyn había sido sacrificada en el circo a sucesivos leones mucho más carnívoros que los del coliseo romano en tiempos de Nerón.
Aparte de que algún pariente rompiera a la niña mediante violación y que luego ella se dejara devorar por algún tipo de su camada en la oscuridad de un callejón, el cuerpo de Marilyn comenzó a ser oficialmente majado, batido y molturado a los 16 años por un vecino, soldado de la Marina, Jim Dougherty, que sería su primer marido, del que se divorciaría en Reno al año siguiente. Después fue ofrecida al consumo de camioneros con su desnudo de calendario y declarada "conejita del mes" por la revista Playboy. Por su piel pasaron, sin dejar huella todavía, actores y directores de cine: Elia Kazan, el inevitable Sinatra, el galán Yves Montand..., hasta terminar como una muñeca rubia a punto de romperse de un Kennedy a otro.
Realmente sólo se la vio enamorada del intelectual Arthur Miller, quien la exhibió en Nueva York como un trofeo de caza mayor. Él le impartía desde las alturas de la inteligencia una sonrisa complaciente y conmiserativa. Ella le correspondía desde abajo con una mirada bizca de admiración. Cuando este dramaturgo escribió para la actriz una historia de caballos salvajes, que se llamó Vidas rebeldes, los tres protagonistas de la película ya estaban a punto de estallar.
Cuando al final del camino el cuerpo de Marilyn ya no impedía llegar a su alma, el fotógrafo Bert Stern y la revista Vogue trataron de convencer a la estrella para que se sometiera a una sesión. Su manager les llamó con la noticia de que la estrella aceptaba. Sin salir todavía de su asombro, Bert Stern apostó muy fuerte. Le propuso fotografiarla en estado puro, desnuda, sin maquillaje, sólo con un toque de rojo en los labios.
-Entiendo. Se trata de un trabajo creativo, ¿no es eso? -exclamó Marilyn con ironía.
-Eso es -contestó el fotógrafo.
-Acabo de operarme de la vesícula hace poco más de un mes. Espero que no se me verá la cicatriz.
-Descuida. La vamos a ocultar.
Fue el más humano de sus caprichos. El fotógrafo Bert Stern comenzó a sacrificar su cuerpo con 2.571 disparos de Hasselblad y a abrasarlo con fogonazos de magnesio hasta extraer todo el desamparo que llevaba dentro, con la espléndida belleza madura a punto de ajarse. En la misma sesión, Marilyn también posó vestida de negro. Fue el único trabajo que Vogue se atrevió a publicar. El número de la revista salió a los quioscos días después de la muerte de Marilyn. El auricular del teléfono descolgado se balanceaba al pie de la cama con el pitido de una llamada sin respuesta.
La cicatriz en forma de queloides que divide el vientre de Marilyn, lejos de romper el mito, es todo un homenaje a la humanidad. Entre ese costurón y el lunar por encima del labio está la historia de la mujer más deseada del mundo. Fotografiar a Marilyn era como fotografiar la luz. Joyas, champaña, soledad. En este álbum de fotos, al desnudo de Marilyn se le ha evaporado el Chanel nº 5, que era el único pijama con que dormía. Ahora aquel perfume sólo es su alma derrotada, bellísima.
El libro "Marilyn, la última sesión", del fotógrafo Bert Stern, es publicado en España por la editorial Electa.
viernes, 11 de mayo de 2007
JULIA NAVARRO / UNA NARRADORA A DOS MUNDOS
JULIA NAVARRO
Periodista política que ha pasado por guerras, golpes de estado, la transición y un sinfín de avatares parlamentarios, Julia Navarro reparte su vida actual entre el periodismo político y una nueva novela de ficción. Entre la realidad más rigurosa y la imaginación sin límites. Tras los 50.000 lectores que conquistó con La Hermandad de la Sábana Santa se abre un mundo literario lleno de posibilidades.
Ilusionada. Esa es la palabra que mejor define hoy a la Julia Navarro, que un día conocimos en medio de la guerra en Beiruth. Con ganas de escribir cada día un retazo más de fantasía, de compartir con sus lectores las opiniones sobre los misterios que esconde la historia. Pero también ilusionada -como gran parte de la sociedad-, con el cambio político que trae nuevos aires al ruedo parlamentario español en el que la periodista se mueve cada día.
-¿Qué le motivó a dar el paso del ensayo a la novela?-
-¿Cree que el éxito de su libro se ha visto favorecido por la estela dejada por El Código Da Vinci?-
-¿Por qué los temas ocultos de la Iglesia despiertan tanto interés actualmente entre los lectores?-
-¿Sigue siendo Jesús un personaje desconocido?-
"Aznar ha mandado a los infiernos a todos los que no pensaban como él y desde ese punto de vista ha habido un retroceso de las libertades en nuestro país"
-¿Dónde quedó su proyecto de escribir un ensayo sobre el feminismo?-
-Pasando a la política, ¿cree que la paridad del nuevo Gobierno abre una puerta para la igualdad?-
-En toda su carrera periodística, ¿qué lugar ocupan los sucesos del 11-M?-
jueves, 10 de mayo de 2007
BLANCA VARELA / PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA
10/05/2007 Madrid. (EFE).
Poeta peruana nacida en Lima en 1926.