Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me das
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Asì la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me das
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Asì la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
4 comentarios:
El gran Julio, siempre.
Beatriche
Poeta y amiga. Leyéndote. Me hiciste recordar una parte de Rayuela que dice algo como: "toco tu boca, con mi dedo toco el borde de tu boca", por ahí se va, algo así.
Guerrera, hoy necesitaba leer algo tan dulce como esto.
Muchos besos!
Mmm hermoso...no lo conocía. Tendré que leer más a Cortázar.
Un beso
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