'Naves en llamas más allá de Orión', 25 años después
'Blade Runner', el inquietante filme de Ridley Scott, cumple hoy un cuarto de siglo
EFE / ELPAIS.com - Madrid - 25/06/2007
Su producción fue tal infierno que su muy perfeccionista director aún sigue afinando una versión definitiva, pero lo cierto es que Blade Runner cumple hoy 25 años convertida en un clásico cuya sombría visión del futuro volverá a generar chorros de oro con su reedición conmemorativa en DVD. Y es que, en lo que es otro dato curioso en una película repleta de ellos, Blade Runner fue tras su estreno el 25 de junio de 1982 un fracaso en EEUU, pues sólo recaudó en las salas catorce millones de dólares -la mitad de su presupuesto-, pero su apabullante éxito en el recién nacido mercado del vídeo doméstico la erigió en uno de los productos más lucrativos de la Warner.
Cuando un final se convierte en clásico
"Warner Brothers me dijo que es su película más solicitada, después de Casablanca", declaraba en octubre al diario británico The Times su director, Ridley Scott, quien anunció también un reestreno a lo grande este año en Los Ángeles. Una explicación al éxito en vídeo y DVD es que la cantidad y calidad de las imágenes que ofrece la película es tanta que muy pocos suelen conformarse con ver sólo una vez esta mezcla de cine negro y ciencia ficción protagonizada por Harrison Ford en uno de sus mejores papeles.
Rodada en decorados humedecidos por la lluvia y la neblina que caracterizan esta película en la que apenas se ve el sol, "Blade Runner" unió bajo una hipnótica banda sonora de Vangelis el alma caótica de Nueva York, Londres, Bangkok y Hong Kong en un diseño visual mil y una veces imitado desde entonces y bautizado como ciberpunk, mezcla de tecnología y marginalidad existencialista. Tan deudora de la imaginación del dibujante Moebius como del film Metrópolis (1927), de Fritz Lang, la película se sitúa en 2019, mucho después del 1992 propuesto por el visionario escritor Philip K. Dick en su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), en la que se basa, muy libremente, el guión.
Los principales problemas para Scott fueron los financieros. No sólo le despidieron una vez acabado el rodaje por sobrepasar el presupuesto, poco después se vieron obligados a readmitirle, sino que en ningún momento se mostraron convencidos de que la película resultara comprensible. Un miedo que también afectó al propio Scott cuando, tras los pases previos, el público y los críticos (que posiblemente, por la presencia de Harrison Ford, esperaba nuevas aventuras tipo Star Wars) se quejaron por considerar la película enrevesada y pesimista.
Todo ello llevó a productores y director a tomar una polémica decisión: eliminar un plano onírico que Scott creía fundamental, incluir una locución explicativa a cargo de Ford durante toda la película y alterar radicalmente el desenlace para hacer un final feliz, incluyendo idílicos planos de montañas tomados de descartes de la película El resplandor, de Stanley Kubrick. A comienzos de los 90 el hallazgo de una copia de trabajo con el montaje original y su casual proyección en un pase público generó una oleada de entusiasmo popular.
Entusiasmo que hizo que Warner olfateara un nuevo negocio: el reestreno de esta versión con el montaje del director y su lanzamiento en vídeo en 1992, en coincidencia con el décimo aniversario del estreno. Una fórmula que generó pingües beneficios y que ahora intenta repetirse con motivo de este aniversario, ante el cual Warner Home Video anunció que se editará una caja con, como poco, tres de las al menos cinco versiones de la película, incluidas las internacionales. Y por si fueran pocas, Scott ha vuelto ha rodar planos para afinar de nuevo el montaje?
Cuando un final se convierte en clásico
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
Esta frase de Roy, un 'replicante' (androide) interpretado por el actor Rutger Hauer, es el momento más citado por los admiradores de 'Blade Runner'.
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