Un amigo nos acaba de dar la noticia como un balde de agua helada... en la noche del 31 de diciembre falleció Miguel Gracia, el gran fotógrafo de la danza y el teatro venezolano, a los 77 años, después de luchar a brazo partido contra un cáncer de pulmón.
Sus restos fueron cremados en el cementerio del Este al día siguiente, con el silencio que corresponde a una fecha infausta, y para los otros tan familiar y donde sólo queda la resaca de la celebración de un año nuevo.
El Museo Jacobo Borges hasta el mes de marzo, dedica una exposición a su obrasobre la danza, enorme, extensa, poética, maravillosa...un ojo que recorrió los escenarios venezolanos, detrás de los ecos y los pasos de cientos de alados bailarines, de catárquicos actores.
Llegó a Venezuela desde España, como muchos en 1959, buscando un mejor futuro lleno de esperanzas, y se enamoró de esta tierra jíbara, que ya nunca volvió a abandonar. Hombre honesto y frontal como pocos, nunca se guardó una opinión y un elogio suyo era tan de oro, como las piezas de orfebre que hizo al principio de su vida, antes de que la fotografía se volviera su amante eterna.
Su bigote característico y sus ojos que lo miraban todo desde adentro, tienen el registro más amplio de los últimos 40 años del teatro venezolano...¿Qué pasará con su archivo de más de 4.000 tomas fotográficas de teatro y danza?¿Se preocupará alguien en este país sin memoria, por la memoria de todos esos años, y las imágenes impecables y extraordinarias de Miguel?.
Lo conocí a principios de los ochenta, en un ensayo del Nuevo Grupo donde yo fungía de asistente de José Ignacio Cabrujas. Me ganó de inmediato su sentido del humor duro y bonachón tipicamente zaragozano, y desde entonces nos tropezamos mucho, en escenarios, espectáculos de danza, en su apartamento de Chacaíto frente a la Panadería Selva, en la plaza, con ese Javier niño, que ahora fotógrafo también, hereda el camino del padre...era una Venezuela distinta, donde a veces no se podían cubrir en un día la cantidad de obras de teatro en cartelera y los espectáculos de danza que habían.
Se fue el ángel de Miguel, quizás a tiempo, ahora que basta uno o dos espectáculos para no morir en el intento de una cultura magra y sobreviviente. Estará, es seguro, sacándole fotos con su Leika favorita a los ángeles, y revelando nubes en blanco y negro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario