Ahora más que nunca se esconde la belleza
cobriza, enlutada entre retazos de tafetán
promiscua, puntiaguda, desconfiada
arcando la carne con el gesto
contra las luces tenues en todo escenario
que se traga los egos
A ratos viene a bailar en la palma de la mano
cava un designio o se amarra a una estrella fugaz
una sola vez en esta vida
acróbata silente
que por la tarde cuelga la guadaña
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Las llamas ahogan la noche
una pizca de aire
cabe al lado de uno
sólo eso. Nimiedad.
¿Llegará el humo a cubrirlo
Todo?
Lo sabrás luego
Poemas de ARMADURA DE PIEDRA, Caracas 2005.
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