sábado, 23 de diciembre de 2006

NICK HORNBY /COMO SER UN BUEN NOVELISTA



Nick Hornby se licenció en la Universidad de Cambridge y fue profesor antes de dedicarse de lleno a la escritura. Antes de centrarse en la ficción, Hornby fue colaborador habitual de Esquire, el London Sunday Times y The Independent. También ha escrito para GQ, Elle, Time, The New Republic, Vogue y Premiere. Actualmente, la versión cinematográfica de Érase una vez un padre, con Hugh Grant, está obteniendo una muy buena acogida por parte del público y la crítica tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos. Vive en North London, a escasa distancia de su equipo de fútbol favorito, el Arsenal.


Por Sara Martin/The Barcelona Review
El escritor británico Nick Hornby, autor de Alta fidelidad, Fiebre en las gradas, Érase una vez un padre y Cómo ser buenos estuvo recientemente en Barcelona para la presentación de Cómo ser buenos en su traducción castellana y catalana. Sara Martin, profesora de inglés en la Universitat Autónoma de Barcelona, se entrevistó con él en el British Council.

TBR: Asegura usted que no es posible planificar detalladamente el tipo de libro que escribe. ¿Qué método usa en la práctica?

N.H: .Empiezo con un fragmento de narración, o un personaje, algo que parezca tener resonancia para mi y que me permita explorar el tipo de tema que me interesa. Pero no empiezo a escribir quizás hasta el cabo de un año, y mientras tanto otros elementos se van añadiendo a la chispa inicial. Un personaje o una escena de otra idea puede cobrar de repente un sentido en un nuevo contexto, las cosas se acumulan … Me siento entonces a escribir con una idea poco pulida sobre el principio, desarrollo y final, quizás simplemente una impresión de tono más que puntos concretos de la trama. Gran parte del trabajo, las bromas y las observaciones y los episodios narrativos menores, vienen con la escritura en sí más que con la preparación.


TBR: Según usted la diferencia entre escribir novelas y guiones es que las novelas no pasan necesariamente por las manos de un buen editor, mientras que los guiones reciben un escrutinio exhaustivo y, por lo tanto, acaban mejorando. Sin embargo, parece que la calidad de la escritura para el cine es mucho más baja que la de las novelas contemporáneas. ¿Qué podría comentar al respecto?

N.H: Bueno, no estoy seguro de que sean comparables. Si te refieres a la sutileza y la sofisticación, las novelas llevan la delantera, desde luego. Pero hay muchas que no funcionan - les falta disciplina, forma, pierden al lector. Pese a lo que uno pueda pensar de los guiones, suelen funcionar en lo que se refiere al público. Lo que quería decir es si se sometiera a muchas de las novelas contemporáneas al alto grado de escrutinio por el que pasa un guión - a veces por parte de las personas equivocadas, financieros y productores que no sienten simpatía por el material - y si fueran lectores interesados quienes lo hicieran, esas novelas mejorarían enormemente.


TBR: Tanto usted como Zadie Smith han declarado en distintas ocasiones que como lectores y autores se sienten más americanos que británicos. "Mi contenido es británico, mi estilo americano," ha puntualizado usted. Sin embargo, sus libros le parecen muy británicos al lector extranjero. ¿Podría comentar este punto?

N.H: Tanto Zadie como yo escribimos sobre nuestras ciudades y países, pero probablemente sentimos que la escritura americana nos ha formado mucho más que la propia. Es esa sencillez e inclusividad americana, su alma, su carencia de alusión … Mis propios héroes y modelos literarios, la gente que hizo que quisiera escribir, fueron todos americanos: Tyler, Lorrie Moore, Tobias Wolff, Carver, Ford, Roth....


TBR: Martin Amis dice que las novelas deberían pasar la prueba de fuego que es el paso del tiempo, pero usted asegura, sin embargo, que "preferiría ser leído ahora y no en el futuro" y también que escribe para divertir, tratando de "tocar las emociones de algún modo." ¿Es esta la definición de escritor popular o tiene esto algo que ver con la manera en que se refleja la cultura popular en sus novelas?

N.H: ¡Oh, ese rollo! Una cosa sí que sé: no puedes ser leído en el futuro A NO SER que te lean ahora. Esta idea de que la ‘Literatura’ puede sobrevivir de alguna manera sin los lectores contemporáneos es nueva, y mucho me temo, equivocada. Hay un tipo de escritura literaria especialmente aburrida que claramente se dirige a la posteridad - no me interesa leerla, y, desde luego, no me interesa escribirla. En referencia al reflejo de la cultura popular - no creo que esté relacionado con nada en particular, ya que claramente se puede escribir sobre ella de modo que queda excluida. No quiero que mis libros excluyan a nadie, pero si tienen que hacerlo, ¡preferiría que excluyeran a la gente que siente que quedan por debajo de su inteligencia! Me parece personalmente que vale la pena, y mucho, escribir libros que tratan de algo, que no son libros sólo para la playa o de género, y que mucha gente lee. Se disfruta mucho más cuando la gente te dice en un partido de fútbol (como me pasó anoche) que les encantó Cómo ser Bueno - y no es gente que vaya a leer a Rushdie o a Bellow - que esperando cien años a ser apreciado…

TBR: Desde su punto de vista "el tema de la diferencia entre hombres y mujeres ya no tiene vigencia." Es decir, hay que leer sus novelas como una declaración a favor del entendimiento mutuo entre los sexos. Sin embargo usted - y en cierta medida Helen Fielding - dicen también que esta nueva voluntad de entenderse pasa por aceptar al otro sin ilusiones románticas. ¿No se necesita, sin embargo, algo de esto mismo para que sobrevivan las relaciones?

N.H: No estoy muy seguro de que ésta sea la manera correcta de interpretar mis novelas, pero bueno. Necesitamos la ilusión romántica para embarcarnos en las relaciones cuando se inician - más tarde, sobreviven o fracasan por razones más prácticas.


TBR: El humor en sus novelas es uno de sus rasgos más singulares y atractivos. A menudo ha criticado usted a la ficción literaria por considerar "poco importante" la tarea de hacer reír. Pese a esto, sus novelas se van volviendo cada vez más tristes; usted ha dicho incluso que le gustaría que fueran más tristes y más divertidas la mismo tiempo. ¿Le preocupa que los lectores le puedan encasillar como autor cómico y ver humor donde no lo hay?

N.H: ¡No me preocupa realmente nada! Escribo los libros que quiero escribir, y los lectores responden o no. Sí que me importa asegurarme de que puedo seguir intentando explotar todo el potencial que tengo.
Cómo Ser Buenos.


TBR: En Intimidad de Hanif Kureishi un hombre abandona a su mujer e hijos sin remordimiento alguno. En cambio, su heroína Katie se pasa la novela torturándose con la idea de si se puede abandonar a la familia propia sin dejar de ser una buena persona. ¿Es Cómo Ser Buenos una respuesta (semi)-humorística a Intimidad? ¿Está usted personalmente de acuerdo con la actitud de Katie?

N.H: No tenía la intención de que fuera una respuesta a Intimidad, pero me doy cuenta de que los personajes tienen actitudes diametralmente opuestas. ¿Creo personalmente que uno debería sentirse angustiado antes de dejar a compañero/a e hijos? Pues sí.


TBR: Katie Carr, la narradora, es una mujer casada de 40 años, madre de dos hijos, al borde del divorcio. Es la primera vez que ha empleado usted una narradora femenina, argumentando que ella era la elección natural dada su necesidad de describir la crisis espiritual del marido, David, de un modo indirecto. Declara usted también que no le supuso ninguna dificultad especial usar su voz narrativa y que usó la colaboración de sus amigas para evitar una posible falta de credibilidad en las palabras y actos de Katie. Con todo, lo que más me sorprende de Katie es que suena muy envejecida para ser una mujer de 40 años. Un crítico la describió como "una mujer madura" y la percibí así hasta que me di cuenta de que no es tan mayor. ¿Qué piensa el autor de esto?

N.H: Cualquiera que esté decepcionado puede sonar viejo, y Katie está decepcionada. En cualquier caso, no estoy de acuerdo: no creo que el crítico quisiera ser peyorativo, sino simplemente descriptivo - si a los 40 no se es maduro, ¿entonces cuándo? Yo tengo 45 años, y no me siento atraído por las zapatillas de fieltro o por irme a la cama a las 10:30, pero soy maduro. Cualquiera que no crea que a los 40 se es maduro se ha tragado la propaganda lanzada por la publicidad y los medios de comunicación.

TBR: David, el hombre más airado de Holloway, tal como proclama el título de la columna que escribe, experimenta una repentina conversión político-espiritual que le transforma en un bienhechor implacable. Cómo Ser Buenos es de hecho el título del libro de autoayuda que escribe con su peculiar gurú, DJ GoodNews. Katie, por su lado, está dispuesta a hacer el bien en dosis razonables (razón por la cual es médico) pero rechaza el altruismo exagerado que amenaza con destruir su estilo de vida de clase media. ¿Es su novela una muestra del reconocimiento conservador del fracaso del liberalismo?N.H: Si tuviera que resumirla de esa manera (y no es que quiera hacerlo) diría que muestra el reconocimiento liberal de las contradicciones del liberalismo.


TBR: Esta novela no trata directamente el tema de la paternidad pero tiene mucho que ver con su propia experiencia. Ha dicho usted que, en parte, la conversión espiritual de David viene de las ofertas de ayuda "alternativa" que ha recibido para curar a su hijo Danny del autismo que padece. Me parece que, a través de la conversión de David, negocia usted simultáneamente en su novela la tensión entre su escepticismo racional y el deseo perfectamente comprensible de que algo o alguien pudiera efectivamente ayudar a su hijo. Hay algo más que me intriga al respecto: usted ha editado una colección de relatos, Speaking With the Angel, para recaudar fondos para Tree House, escuela que ha co-fundado junto a otros padres de niños autistas. Esto significa que en su vida privada está usted haciendo el bien y que cree en la idea defendida por David de que tal vez uno no puede cambiar el mundo pero sí la calle en que vive. ¿Por qué, en cambio, es usted tan cínico respecto a los planes de David? ¿O la cínica es Katie?

N.H: El libro no tiene "mucho" que ver con mi experiencia de la paternidad - esa es una pieza pequeña de la trama, y no es realmente el tema del que trata el libro. En lo que se refiere a Speaking With The Angel fue algo relativamente fácil, que no invadió ningún espacio personal ni le costó nada a nadie - en otras palabras, es una manera muy tradicional y relativamente indolora de ser caritativo, dentro de límites bien definidos. La cínica es Katie, y creo que su cinismo enmascara su pánico moral.


TBR: En el Capítulo 11, Katie ansía ser como Luke Skywalker en El Imperio Contraataca y encontrar un maestro al estilo de Yoda que le pueda "enseñar cómo hacer las cosas que necesito saber para sobrevivir el resto de mi vida." Katie se siente incómoda porque está buscando "sentido y consuelo" en las películas favoritas de su hijo y no en George Eliot, Wordsworth o Virginia Woolf. "Pero bueno," dice ella, "esa es precisamente la cuestión, ¿no? Ya no hay tiempo ni energía para Virginia Woolf." ¿Por qué debería ser Virginia Woolf el referente imprescindible y no George Lucas - o Nick Hornby? ¿O se está usted burlando de la visión estratificada que Katie tiene de la cultura?

N.H: Si vas a usar la cultura popular en general - y La Guerra de las Galaxias en particular - para ayudarte en tu vida, te vas a dar cuenta de que tiene limitaciones - o, por lo menos, eso espero. No está ahí para eso. Para mi Elvis Presley es más grande como artista que Virginia Woolf, por todo tipo de razones, pero su habilidad para filosofar y dar una nueva forma al monólogo interno de cada uno no es una de esas razones. La cuestión es que ciertamente se necesita a ambos en la vida, y en cualquier caso la preferencia por La Guerra de las Galaxias no es de Katie, sino de su hijo - ella no está eligiendo sus propias opciones culturales.

TBR: Mi impresión final de Cómo Ser Buenos es que la conversión al altruismo de David es una estrategia para despistar al lector ya que el libro trata básicamente de la redefinición por parte de Katie de los límites dentro de los cuales ella se puede sentir razonablemente satisfecha con el nivel material de su vida. Cuando Katie decide volver a los brazos amorosos de la cultura, comprando un montón de libros y CDs, se pregunta: "¿Puedo ser una buena persona y gastarme tanto dinero en bienes de consumo caros? No lo sé. Pero sí que sé que no me sentiría bien sin ellos." Parece que el mensaje final es una llamada a ser egoísta (o altruista) dentro de límites razonables: el sentido común pasa a limitar los planes de David, y los hábitos consumistas de Katie se justifican con la excusa de que ese gasta su dinero en cultura. ¿Es esta una lectura adecuada?

N.H: Sí, la conversión de David es una estrategia para despistar al lector dado que está ahí tan solo para iluminar a Katie. No sé si querría ser tan reduccionista, pero ciertamente su negociación de los límites es importante. Creo que la gente se ha fijado en dilemas morales que no era mi intención plantear; el libro acaba con una imagen desoladora de la vida familiar, y sin embargo uno o dos críticas que me he permitido leer sugieren que el libro acaba con Katie redescubriendo la cultura, como si el libro tuviera un final reconfortante. No lo tiene.

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