¿Dónde vamos? Nave de los locos,
La F a Coney Island,
dice el letrero“Culvey Local”, sobre fondo amarillo.
Un joven se apoya en la puerta del vagón,
Nos mira con enorme desconfianza,
A mí me clava más que a nadie el ojo.
Me tiene miedo, miedo, miedo, ¡miedo!
La nave de los locos nos torna en
Tunantes de la razón, arteros, acalambrados
Por la inmovilidad y el bamboleo.
Somos fugitivos varados sobre ruedas.
Raro vagón, éste, para ser de Nueva York,
Donde nadie habla lengua extranjera.
Nadie conversa a voz en cuello confiando que no le entenderemos,
En lenguas a veces inidentificables.
¡Vagón repleto de neoyorkinos aborígenes!
No se oye ruso, árabe, ni el vertiginoso senegalí,
Ni el palatal holandés, el francés cargado de Haití,
Ni siquiera español rural, salpicado con modismos del XVII,
Que en esta ciudad es lengua franca.
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