
Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa
ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para
decir verdad.Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo
llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto
como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi
mentira, señálame la impostura, restriégame la
estafa.
Te lo agradeceré, en serio. Enloquezco por
corresponderme.Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame,
escrútame, sacúdeme.
Rafael Cadenas / Intemperie
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